El rey Carlos reaparece en plena forma en Escocia y hace una sorprendente petición

Riéndose a mandíbula batiente y en plena forma. Así se ha visto al rey Carlos III hoy en Escocia, donde la familia real ha iniciado lo que se conoce como la Semana de Holyrood, la visita oficial del soberano a Escocia cada julio para celebrar la cultura, la comunidad y los logros escoceses. Sin embargo, este año los eventos se limitarán a sólo dos días, ya que Carlos III debe estar en Londres para las elecciones generales que se celebran el jueves.

El Rey fue recibido formalmente con una ceremonia cuyos orígenes se remontan a siglos atrás. Carlos III recibió las llaves de la ciudad de Edimburgo sobre un cojín de terciopelo rojo de manos del Lord Provost en lo que se conoce como la Ceremonia de las Llaves en el Palacio de Holyroodhouse, su residencia oficial en Edimburgo. El gesto, al que siguió un desfile militar, marcó el inicio de estos dos días de celebraciones.

A pesar de que la Familia Real había pospuesto todos los compromisos "que pudiera parecer que desvían la atención o distraen de la campaña electoral", sí que ha querido asistir a las celebraciones por el 900 aniversario de la ciudad, a una fiesta en el jardín y a una recepción para celebrar la alfabetización escocesa, a la que asistieron propietarios de librerías, escritores y organizaciones literarias.

El mejor momento del día fue precisamente durante la fiesta en el jardín de Holyroodhouse, cuando el duque y la duquesa de Edimburgo se unieron a los reyes para recibir a cerca de 8.000 invitados. Fue entonces cuando se vivieron las escenas más naturales del día, con un Carlos III completamente entregado. Según ha revelado la corresponsal Rebecca English, el monarca británico, que sigue en tratamiento contra el cáncer, pidió expresamente "quedarse más tarde de lo previsto para reunirse con la mayor cantidad de gente posible". Entre los invitados se encontraba un VIP de cuatro patas: Kratu, un perro rescatado de Transilvania, que ahora es un perro de apoyo para el autismo de su dueño.

El monarca saludó a cientos de los invitados reunidos en el palacio de Holyroodhouse. Vestido de gala con traje de mañana y sombrero de copa, Carlos III bajó las escaleras cubiertas de alfombra roja hacia los invitados que esperaban en el jardín. A su lado, la reina Camila, que lucía un vestido y abrigo en azul turquesa de la firma Fiona Clare. Y detrás los duques de Edimburgo. La duquesa Sophie estaba especialmente elegante con un vestido en azul hielo con un gran lazo en el hombro de Roland Mouret acompañado por una pamela en color crudo de Jane Taylor.

Se vio al rey hablando durante largo rato con la doctora Belinda Hacking, de 52 años, psicóloga del sistema nacional de salud británico (NHS), y con la señora Victoria Webber, de 42 años, cirujana de mama del NHS. Son las primeras Damas Altas Condestables en 800 años en el Palacio de Holyroodhouse.

Después de reunirse con la multitud, que estaba compuesta por miembros notables de las comunidades escocesas y representantes de muchas de las organizaciones benéficas que apoyan, el grupo familiar fue a la carpa de té para tomar un refrigerio.

Está previsto que este miércoles se una a la gira real el príncipe Guillermo, cuyo título escocés es el de duque de Rothesay, en la catedral de St Giles, donde Camila y Eduardo serán nombrados miembros de la Orden del Cardo. Se trata del honor más alto de Escocia y sólo puede ser otorgado por el propio Rey. Actualmente reconoce a 16 caballeros, así como a hombres y mujeres que han desempeñado cargos públicos o han hecho una contribución particular a la vida nacional.

El Rey y la Reina finalizarán el viaje con una celebración en el Castillo de Edimburgo para conmemorar el 900 aniversario de la ciudad.