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Eterna Dolly Parton: ¿por qué su estilo no es clonable?
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ANÁLISIS

Eterna Dolly Parton: ¿por qué su estilo no es clonable?

La cantante lanza un libro en el que repasa algunos de sus looks más icónicos. Reflexionamos sobre por qué el 'antiestilo', a veces, es el estilo por antonomasia

Foto: Dolly Parton. (Getty/Gareth Cattermole)
Dolly Parton. (Getty/Gareth Cattermole)

En un mundo en el que las tendencias y los equipos de estilismo se han encargado de que muchas celebridades se conviertan en productos de marketing o, en ocasiones, prácticamente en clones, es de agradecer que una celebrity defienda su esencia. Dolly Parton siempre fue, es y será Dolly, una cantante que refleja como nadie el poder de tener un estilo personal capaz de representar su esencia. Resulta paradójico que la mujer menos 'copiable' del mundo comparta nombre con la oveja que introdujo a los clones en la historia, pero suponemos que la vida está tan llena de giros como el baño de Dolly, de pelucas.

En tiempos en los que el minimalismo, de la mano del lujo silencioso, se impone, y en los que el maquillaje minimal y la dichosa y privilegiada 'crystal skin' hacen que la sobriedad se haya asentado también en el espectro beauty, es imposible pensar en Dolly sin esbozar en nuestra mente la imagen de la voluptuosidad más kitsch. Pestañas postizas que nunca se enfurezcan en no parecerlo, escotes imposibles y pelucas rascacielísticas son tan inseparables de ella que incluso el mundo drag cuenta con muchas figuras que se inspiran en su estética. Ahora, su libro de fotografías, 'Behind the Seams: My Life in Rhinestones', sirve como recuerdo eterno y gráfico de ese estilo que, pese a su artificio, jamás fue impostado.

“En este libro verás cómo, cuando era joven, mi confianza en mí misma mejoró al desarrollar mi propio estilo para después apegarme a él. No me importaban las tendencias. En cambio, trabajé duro para lucir como me imaginaba. Aunque mi estilo ha evolucionado a medida que han pasado los años, me he apegado al lema 'sé sincera contigo misma' durante las últimas seis décadas, y todavía lo hago. Así como los personajes de ficción que pueblan mis canciones descubren verdades esenciales sobre mí y las personas que he conocido, mi ropa y mi maquillaje también revelan mi verdadero yo. Tal vez ambos estén 'inventados', pero reflejan mi ser”, escribe la diva, que se ríe de los errores estilísticos del pasado como solo quienes navegan con maestría por el error y la falta de postureo saben. Su referente de estilo de joven era la “vagabunda de la ciudad”, una mujer a la que ella buscaba cada vez que iba a la urbe. Su extravagancia le resultaba fascinante.

“Cuando la gente decía 'ella no es más que basura', yo siempre decía: 'Bueno, eso es lo que seré cuando sea mayor'”, confiesa a 'The Guardian’. Otro de sus referentes siempre ha sido Mae West, no solo por su aspecto, sino por su sentido de los negocios. De ella valoraba su extravagancia, que algunos no lograban hilar con la vertiente de mujer de negocios que la actriz tenía y que siempre ha formado parte también de Dolly. En el libro no faltan algunos de sus looks más icónicos, que llevan la firma de referentes de la moda de la talla de Bob Mackie, Ann Roth y Lucy Adams, mientras que Steven Summers, su director creativo, es el responsable de más de 300 looks de la cantante, que confiesa que siempre ha querido hacer oídos sordos a los que le recomendaban que rebajara la fuerza de sus looks.

“La gente siempre me pregunta qué es lo que cambiaría si pudiera de mi vida y de mis elecciones, y siempre respondo que cambiar una cosa supondría cambiarlo todo. No creo que podamos mirar atrás y pensar que nos arrepentimos de algo porque evidentemente cualquier cosa que haya hecho en alguna ocasión me pareció bien en su momento”, asegura. Por ello no habla de errores, pero sí tiene claro su acierto predilecto. Se trata de un vestido con aplicaciones y perlas blanco que lució en 1999 en los CMA, cuando interpretó el tema ‘He’s alive’. “Pensé que el vestido era hermoso, al igual que la canción. Cuando levanté los brazos, casi parecían alas como lo había pensado Tony Chase, el diseñador”, dice.

Este baño de imágenes kitsch y excéntricas cuenta la historia de la cantante que desafió a las convenciones de la moda y de la estética, que dominó el complicado arte de la neutralidad política y que ha conseguido algo tan complicado como respirar en alguno de sus vestidos: caerle bien a todo el mundo.

En un mundo en el que las tendencias y los equipos de estilismo se han encargado de que muchas celebridades se conviertan en productos de marketing o, en ocasiones, prácticamente en clones, es de agradecer que una celebrity defienda su esencia. Dolly Parton siempre fue, es y será Dolly, una cantante que refleja como nadie el poder de tener un estilo personal capaz de representar su esencia. Resulta paradójico que la mujer menos 'copiable' del mundo comparta nombre con la oveja que introdujo a los clones en la historia, pero suponemos que la vida está tan llena de giros como el baño de Dolly, de pelucas.

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