Cómo reconquistar el mejor hotel de Tenerife y sobrevivir a Henry Cavill y Jake Gyllenhaal

“En Macondo comprendí que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”, le escribieron Joaquín Sabina y Pancho Varona a Ana Belén en ‘Peces de ciudad’, una de las canciones —sin apenas margen de error— más hermosa nunca antes hilvanada en lengua castellana. Pese a tanta belleza, no estamos del todo de acuerdo con la estrofa, no al cien por cien. Donde se ha sido feliz permanece, indeleble, un considerable porcentaje de probabilidades de volver a serlo. ¿Base científica? Ninguna, para qué engañarnos. Quizá sea tan sencillo como conjurar positivismo puro y duro aliñado con sanas costumbres y nostalgia de la buena.

Concretando. La certeza de volver a uno de nuestros hoteles favoritos de siempre, el Mencey de Tenerife —hoy Iberostar Heritage Grand Mencey—, nos ha mantenido altamente alegres la semana previa al reencuentro. Diez años después del flechazo inicial, volamos a la isla afortunada para reconquistar un hotel rico en historias y personalidad, y para calibrar si su exhaustivo proceso de remodelación ha merecido la pena (pequeño avance: sí, mucho).

La reforma del Mencey, inaugurado en 1950, ha constado de distintas fases distribuidas a lo largo de los últimos años. Un minucioso trabajo que arroja una maravillosa paradoja: ser el lujosísimo hotel de siempre —catalogado como Bien de Interés Cultural— y, al mismo tiempo, un hotelazo megaclásico, ultramoderno y supernuevo. Del elegantísimo lobby de atmosfera colonial a los grandes salones para eventos —revalorizados con la obra de grandes artistas locales, como Manuel Martín González o Pedro de Guezala—, pasando por un soberbio jardín de siete mil metros cuadrados con piscina y spa, el Iberostar Heritage Grand Mencey está que se sale.

Y entonces uno formaliza su check-in, se impregna de esa dulzura tinerfeña que en el Mencey suena aún mejor y se dispone a tomar posesión de su suite cuando —¡oh, destino!— a su mismo ascensor se suben dos tipos de planta estupenda. Uno tiene hechuras de superhéroe, y el otro, cara de marido ideal. Pues sí, durante los diez segundos más frikis en la existencia de quien esto rubrica le tocó compartir elevador con Henry Cavill y Jake Gyllenhaal. ¿Por qué? Porque Guy Ritchie ('Sherlock Holmes', 'Lock & Stock', 'Snatch. Cerdos y diamantes') está de lo más prolífico últimamente y ha requerido a estos dos actorazos en su próxima superproducción de acción —aún sin título—, rodada en parte en Tenerife y que verá la luz el año que viene.

Efectivamente, el Mencey es el hotel de las celebridades que recalan en Santa Cruz de Tenerife, todo un dinamizador cultural desde mediados del siglo pasado por el que ha desfilado, y desfila, la más deseada lista de nombres propios. De Elizabeth Taylor y Richard Burton a Cayetana Fitz-James Stuart, pasando por José Saramago, Camilo José Cela, Mario Vargas Llosa, Julio Iglesias, Joan Miró, James Brown, Mstislav Rostropóvich, Sophia Loren, Diego Armando Maradona, Jacques Cousteau, U2 al completo, César Manrique o el gran músico cubano —de padre canario— Ernesto Lecuona. Una A-list de lo más activa que, hoy, ya ha crecido más allá de nuestros ‘vecinos favoritos’ Cavill ('Los Tudor', 'El hombre de acero') y Gyllenhaal ('El día de mañana', 'Prisioneros').

La innegable magia de Tenerife

Quien conquista Tenerife crea con la isla un lazo poderoso que, tarde o temprano, obliga a volver. Algo así como 'un conquistador conquistado'. Porque esta isla es una eterna primavera envuelta en una preciosa luz subtropical y un buen número de espacios protegidos de obligada visita, del Parque Nacional del Teide y los 3.718 metros del pico más alto de España al bosque encantado de El Pijaralde; del precioso casco histórico de San Cristóbal de La Laguna —primera capital de la isla— al vivificante litoral atlántico de playas volcánicas y piscinas naturales para nadar entre tortugas marinas, ballenas y delfines.

Si Tenerife es —se mire por donde se mire— un auténtico lujo, el Iberostar Heritage Grand Mencey es nuestra casa a la que volver una y otra vez. El Mencey presume orgulloso de su historia al añadir a su denominación el concepto ‘heritage’ con el que Iberostar Hotels & Resorts engloba a sus establecimientos con más solera y carácter. “Cuando nos propusimos apostar de manera firme por el sector urbano-vacacional, el hotel Mencey se convirtió de inmediato en un pilar fundamental de nuestra estrategia, ya que reunía todas las características que en nuestra compañía nos gusta valorar: historia, tradición, calidad y servicio”, apunta Miguel Fluxá, presidente ejecutivo del Grupo Iberostar.

En efecto, ‘servicio’ es la otra gran palabra clave de esta ecuación, procedente del muy eficaz equipo de conserjería y del intachable mantenimiento de habitaciones, de la atención en sala a la de la piscina o el spa. Y todo ello envuelto en el mejor celofán, el de la atención esmerada precedida de una sonrisa.

Alta cocina al estilo tinerfeño

Pero el Mencey es mucho más. Es alta cocina, como la que se practica en el restaurante gastronómico Papa Negra, donde pasado y presente conviven en unos fogones tan sabios como nobles.

El hotel también cuenta con el restaurante Los Menceyes, donde entregarse al placer de un soberbio y plural bufé matinal —el mejor de la isla, sin duda—, y Kontiki, que ofrece platos de inspiración internacional en el fabuloso jardín tropical bajo unos ficus centenarios y fascinantes.

El hotel cuenta además con una exclusiva aula de cocina en la que se imparten cursos mensuales y actividades para amateurs. ¿Quieres aprender a preparar unas auténticas papas arrugadas con mojo picón? Estás en la isla perfecta y en el momento indicado. En el Iballa Cocktail Bar la alta mixología se adentra en nuevos territorios que nos llevarán a compartir un psico sour con, lo dicho, alguna rutilante estrella de Hollywood.

Mención aparte merece el fantástico spa de este Iberostar Heritage Grand Mencey, más de 4.500 metros cuadrados concebidos para reequilibrar cuerpo y mente. Masajes localizados, tratamientos faciales y corporales, aromaterapia y reflexología para renacer (casi literalmente). A todo esto sumaremos un impecable circuito de aguas con piscina dinámica, jacuzzi, pozo frío, sauna y duchas de sensaciones.

Sostenibilidad responsable al estilo Iberostar

El Iberostar Heritage Grand Mencey ha conseguido convertirse en un hotel libre de plásticos de un solo uso en todas sus operaciones. Entre las distintas medidas implantadas para cumplir con este objetivo hay que hacer referencia a la instalación de fuentes de agua pura filtrada en cada una de sus plantas para evitar el uso de miles y miles de botellas de plástico al año. Además, el hotel cuenta con un equipo que vela por sus 3R (reducir, reutilizar y reciclar) y básculas con cámara y algoritmo para medir y evitar el desperdicio de alimentos en sus cocinas. Nadie dijo que fuese fácil, pero aquí se lo están peleando en serio.

Otro de los objetivos de Iberostar de cara a 2025 es que todo el pescado y marisco que se consuma en sus hoteles sea cien por cien responsable. En esta línea, en 2022, la compañía logró que en México la totalidad del pescado y del marisco ofrecido proviniera de fuentes responsables; mientras que en España ya alcanzó un porcentaje superior al 90 por ciento, superando el 78 por ciento la trazabilidad del origen de pescado responsable a nivel global.

La compañía cuenta con diferentes proyectos de apoyo a las comunidades pesqueras de los destinos en los que opera y trabaja para ampliar y extender estas iniciativas a cada vez más grupos, contando actualmente con proyectos en España, México, Perú y Brasil.

Grupo Iberostar es una multinacional española, cien por cien familiar, con más de 65 años contribuyendo al desarrollo turístico de este y otros países. Su negocio principal es Iberostar Hotels & Resorts, cuyo porfolio supera los 100 hoteles de 4 y 5 estrellas. Iberostar pelea por ser un referente internacional a la hora de promover un modelo de negocio turístico responsable centrado en el cuidado de las personas y los entornos. Así, la empresa sitúa la economía circular en el centro de su estrategia y trabaja en una Agenda 2030 propia para ser prácticamente libre de residuos en 2025 y neutral en emisiones de carbono en 2030. Una compañía española en la que trabajan más de 30.000 personas de 95 nacionalidades en 16 países.