Carmen Tello nos cuenta cómo ha ido la operación de Curro Romero: "Ahora toca recuperarse"

Curro Romero sufrió un accidente doméstico el viernes pasado. Parecía que no era nada más allá de una fisura. El torero no le dio importancia pero sí su mujer, Carmen Tello. “Estuvo aguantando el dolor dos días hasta que el domingo me puse firme y le dije que le llevaba al hospital para que le dieran un diagnóstico, sí o sí. Me hizo caso y nos fuimos al Virgen Macarena, que es donde le han tratado siempre", contaba en declaraciones a Vanitatis.

En cuanto le practicaron las pruebas el resultado era claro, rotura de cadera. Quedó ingresado para una operación de urgencia. El problema era que, al tomar anticoagulantes, no era posible. “Tuvo que esperar hasta el miércoles a que todo estuviera en orden”.

Y efectivamente, esta mañana a primera hora, Curro Romero entraba en quirófano. Carmen Tello nos confirmaba el resultado de la intervención. “Todo ha ido como estaba previsto. La operación muy bien, y ahora toca recuperarse”.

En este tipo de operaciones, los especialistas recomiendan que una vez que han pasado cuarenta y ocho horas lo mejor es comenzar con movimiento controlado. Permanecer encamado no es aconsejable. En el caso de Curro Romero, a sus 91 años tendrá que seguir las pautas marcadas y supervisadas por Carmen Tello.

El primer matrimonio de Carmen Tello

La que fuera marquesa de Valencina se casó muy joven, en 1977, con Miguel Ángel Solís Martínez-Campos y tuvieron cuatro hijos que nunca han querido tener perfil mediático. Tras catorce años de matrimonio, se separaron y en la actualidad mantienen una buena relación. Se marchó del palacio sevillano sin ninguna petición y no quiso recibir ninguna pensión compensatoria, aunque le hubiera correspondido legalmente.

A partir de ese momento, se convirtió en invisible. Dicen que el marqués no volvió a casarse porque no se cruzó en su camino ninguna como su ex. La protagonista vivió el vacío de los que antes la habían hecho la ola, lo que en una ciudad como Sevilla es aún más llamativo. Pero lo que no esperaban los arribistas en aquel momento era que la duquesa Cayetana se convirtiera en su protectora y en su paño de lágrimas.

Y así fue como volvió a la visibilidad, que por otra parte tampoco necesitaba. Después, Tello encontró a Curro Romero y las tornas cambiaron. El torero era un valor añadido y los oportunistas volvieron a la carga, ante la carcajada de los protagonistas. El tiempo colocó a cada uno en su sitio y cuando Cayetana se encontró sola, Carmen se convirtió en su fiel compañera y devolvió con creces el apoyo que le dio en los tiempos de cólera.