Las originales profesiones de los hijos de Manuel Campo Vidal y María Rey: un Dj famoso, una política y un cerebro de las telecomunicaciones

La noticia de la separación de los periodistas María Rey y Manuel Campo Vidal tras 25 años de matrimonio, adelantada por LOC este fin de semana, ha pillado a muchos por sorpresa. La pareja era la imagen de la estabilidad desde que se casaron en Pontevedra en 1998 y solo puntualmente han aparecido en la prensa como protagonistas de la crónica rosa. Un ejemplo fue en 2021, cuando los tres hijos del matrimonio (no han hablado de divorcio) protagonizaron un posado en la revista 'Hola' hablando de sus inquietudes profesionales y personales. Entonces eran estudiantes pero hoy los tres están encauzando su vida profesional.

El más emprendedor de la casa es Iago, el mediano, que acaba de cumplir 23 años. Ya lo avisaba en aquel artículo de Hola: "A mí me gusta la gestión de empresas, lo tengo claro desde pequeño. Estando en Bachillerato, creé una empresa con un amigo, Microscuantis. Compramos microcoches, los que se conducen sin carnet desde los quince años, y los arreglamos, tuneamos y revendemos. Mi padre siempre me ha animado a emprender, empezamos con préstamos familiares y vamos creciendo".

No hay rastro de aquella primera iniciativa, pero actualmente Iago ya administra dos empresas. Una, Celver Tecnológico SL, está centrada en el mundo de las telecomunicaciones. Su objetivo es llevar las últimas tecnologías a las zonas rurales, tal y como explican desde su página web: "Las Grandes Empresas han abandonado a nuestros núcleos rurales, desde Celver llevamos internet a cualquier punto de la geografía Española. Aprovechando la última tecnología disponible conectamos nuestros pueblos a internet de banda ancha y de forma gratuita". La empresa tramita las subvenciones necesarias y facilita los pasos necesarios para conseguir llevar las últimas tecnologías a todas partes, un sueño que, por cierto, comparte con su padre, Manuel Campo Vidal, autor del libro ‘La España despoblada, crónicas de emigración, abandono y esperanza’.

Iago, que sigue estudiando (Administración y Dirección de Empresas y un máster en Data Science), recibió hace pocas semanas el Premio en Emprendimiento Satelital en un gala organizada por Hispasat. "Cuando me lo comunicaron dije 'anda, qué bien', pero cuando colgué pensé 'qué fuerte que todavía no haya terminado la carrera y ya me estén dando un reconocimiento'", explicaba el joven a ABC.

El mediano de los hermanos administra solidariamente con su hermano pequeño, Nacho, otra empresa más. Se trata de un nuevo proyecto que ha unido a los hermanos y que desarrolla la faceta más glamourosa de los Campo Fernández (Rey es el segundo apellido de María). Junto a otro amigo han montado la empresa The Rooster Events SL, dedicada a la promoción y organización de eventos: "Tras 9 meses de duro trabajo, tenemos la ilusión de presentaros este proyecto llamado Ruster Sound. Una empresa de planificación de eventos donde contamos con un amplio abanico de Dj’s profesionales y equipos audiovisuales, que por fin está disponible para todos vosotros!! Os dejamos un pequeño video introductorio, esperemos que os guste. Nos vemos bailando!!", escribe Nacho en su perfil en redes.

El más joven de los hermanos tiene hueco propio como DJ en la escena de la música electrónica española. No solo pincha en Madrid, también en Marbella, México, Roma, Cádiz, Canarias... Está estudiando Administración y Dirección de Empresas e Ingeniería Informática, algo que combina con su nueva empresa de amenización de eventos y con sus jornadas pinchando.

La hermana mayor, Iria, que goza de un parecido escalofriante con su madre, estudió Filosofía Política y Economía con Historia. Tiene vocación política y también inquietudes por la moda responsable. En Vanitatis tuvimos la ocasión de entrevistarla durante su paso por el Consejo de la Unión Europea, donde estuvo trabajando unos meses coincidiendo con la presidencia española. "Bruselas es el hemiciclo de Europa, un centro de ebullición política y social. Es una ciudad cómoda y pequeña, pero a la vez cosmopolita, abierta de mente y con oportunidades constantes. Madrid está creciendo internacionalmente, me da pena estar perdiéndome este proceso, pero me alegra ver el boom cultural y poder apreciarlo cuando voy a casa. Mi momento está en Bruselas nutriéndome del ambiente político", nos decía entonces.