Las novias románticas sentirán un flechazo por uno de los vestidos de la nueva colección de este atelier de Madrid

Cuando conoces en persona a Tamara Vázquez, diseñadora y fundadora de Romancera, es fácil enamorarte de ella y de sus diseños. Lo cierto es que ella es la enamorada de su trabajo y así te lo transmite cuando pones un pie en su coqueto atelier ubicado en la Plaza de la Independencia, 8, de Madrid. Vázquez contagia esa pasión por los tejidos, por los patrones y por las novias, y las suyas, son únicas y todas románticas.

Así nos lo contó la creadora en una entrevista concedida a este medio, "mis novias que tienen una sensibilidad especial por la moda, aprecian y saben diferenciar el trabajo artesanal y la calidad, y quieren llevar un vestido interesante y trabajado, pero estar absolutamente espectaculares". Del primer vestido de novia que ideó en 2017, el suyo para su propia boda, a consolidarse como una de las diseñadoras nupciales de referencia en la capital. Pues en esa posición privilegiada, Tamara acaba de presentar su nueva colección. Advertencia: es de flechazo.

La diseñadora lanza su nueva línea con un objetivo: hacer de cada vestido algo icónico y atemporal. "Queremos crear los vestidos más bellos del mundo", explica.

Defensora del 'made in Madrid', para fotografiar la campaña, esta vez, Vázquez y su equipo cambiaron de ubicación. ¿El lugar? El Palacio de Figueras en Asturias, con todo el encanto y la naturaleza que envuelven a este espacio. "Muestra a una novia Romancera libre y soñadora que es fiel a su esencia, esa que nos hace diferentes, esa que no se puede imitar", detalla la directora creativa.

Unos diseños que mantienen el ADN de la firma nupcial que fundó hace seis años y que vienen a demostrar "su compromiso por el detalle y por querer llegar cada vez más lejos en el proceso creativo. Algo que solo se consigue con horas de investigación en el taller, con la utilización de las materias primas más nobles y exclusivas, y con un compromiso de unos profesionales volcado en que cada vestido sea algo absolutamente memorable", cuentan desde la enseña madrileña.

Sus creaciones son un reflejo del método de trabajo de la firma, poniendo en valor un proceso único e irrepetible. "Cada Romancera es un viaje. Cada nuevo patrón está diseñado desde cero, pensado y desarrollado para cada novia. Cuando vienen a vernos, nos enfrentamos al proceso teniendo presente que la creación de su vestido será uno de los momentos más importantes de su vida, es nuestra manera de verlo desde que fundamos la marca y seguirá siendo así siempre. Un vestido Romancera es más que un vestido", cuenta Tamara Vázquez.

Como siempre, en los nuevos vestidos de novia de la firma, la artesanía y la autenticidad van de la mano, y en esta ocasión, apostando por las texturas más que nunca, por la transformación y la manipulación textil sin límites. Diseños que rozan las formas arquitectónicas, experimentando con siluetas y jugando con volúmenes e incluso la ornamentación.

Su taller, punto de encuentro para las novias románticas de Madrid, es solo el epicentro de un fenómeno, el fenómeno Romancera, que se expande más allá de la capital e incluso, de nuestro país. "Nos enorgullece mucho ver que nuestras novias viajan desde otros países, cogen aviones y trenes para venir al atelier con sus madres, con sus tías, con sus hermanas. Se crea algo muy mágico durante el proceso que nos hace sentir muy responsables, pero muy motivadas", concluye la directora creativa.