La boda de Cristina en Córdoba y su vestido de novia desmontable del diseñador andaluz más solicitado

Cuando te vas a casar y entre tu círculo de amigos se encuentra Nicolás Montenegro, la decisión está tomada. El diseñador andaluz arrasa con sus diseños, viste a mujeres con Nieves Álvarez, Manuela Villena, Tana Rivera o Carmen Lomana, y enamora a las novias. Cristina fue una de ellas. Íntima del creador, desde que lo conoció, supo que Montenegro idearía su look nupcial, "pensé que si algún día me casaba, sería él quien diseñaría mi vestido de novia", confiesa la farmacéutica de 34 años.

En junio de 2023 su novio, Ángel, le lanzó la gran pregunta. "Después de tres años de relación, me pidió matrimonio en un sitio muy especial para mí porque me recordaba a mi padre fallecido años atrás, en concreto, en la cala Les Rotes (Denia, Alicante). Fue al atardecer con un vino, los dos solos, fue sencillo, pero precioso", explica Cristina.

La pareja fijó la fecha de su boda el sábado 4 de mayo de 2024 en Córdoba, coincidiendo con la tradicional Fiesta de los Patios. Primero, ceremonia religiosa en la Real Iglesia de San Pablo, y después, el convite en la Finca El Cercado en Posadas, "un espacio en medio del campo rodeada de almendros y olivos, y que pudimos aprovechar para celebrar parte al aire libre, y más tarde, la fiesta en un salón donde descubrimos el techo".

Con la fecha de su boda marcada en la agenda, Cristina llamó a Nicolás Montenegro y sin una idea clara, confió a ciegas en el diseñador sevillano. "Lo cierto es que confié en él desde el momento que nos conocimos. Analizó mi look y varios de los que tenía en Instagram", cuenta.

Una vez que Cristina se puso en manos de Montenegro, "fue magia lo que hizo. Todo el mundo alucinaba y al final, me preguntaron que cuántos vestidos llevaba. Lo que en realidad hizo Nicolás fue un vestido trampantojo. La base siempre fue la misma, pero con dos sobrevestidos de gasa diferentes para cada momento".

El andaluz diseñó un vestido de novia desmontable que otorgó a Cristina tres looks diferentes para su boda. "El traje se hizo en el atelier que Nicolás tiene en Sevilla, junto con todo su gran equipo. Tenía que trasladarme a Sevilla para las pruebas y el proceso de creación fue muy emotivo".

Como base, un vestido de novia de tirantes finos, escote cuadrado, silueta recta, largo midi y abertura trasera en la falda. Para el primer look, el que Cristina llevaría en la iglesia, lució un sobrevestido con escote Bardot, manga larga ligeramente abullonada, apliques de perlas en el escote y en los puños, botones forrados decorando el cuerpo, corte en la cintura y de ahí una falda abierta con cola. "Fue muy laborioso, tanto que dijeron que iba a ser exclusivo, primero y último que se hacía así. Eso sí, era superelegante y estiloso. Todo el mundo en la boda alucinó".

Un velo cubriendo el rostro, unas sandalias de Pedro Miralles y su ramo de novia en tonos empolvados cerraron ese outfit inicial.

Para el segundo vestido de novia, Cristina mantuvo ese traje base y añadió un vestido de gasa con un escote asimétrico, drapeados por el cuerpo y manga larga. Ya en el último round, luciría el vestido base como única prenda acompañado de un foulard al cuello.

"Estuve comodísima en todo momento. Cada vestido fue adecuado para las diferentes fases de la boda. El traje de la Iglesia con cola y un estilo más romántico; el del convite, más sofisticado y también elegante para poder moverme con facilidad; y el del baile, ya con la base y una gasa al cuello que dejó ver el escote de la espalda".

"Llevé unos pendientes que me regalaron mis suegros en la pedida, de la joyería Pure Pearls. También una pulsera antigua que mi abuela materna lució en su boda, mi anillo de compromiso", detalla la farmacéutica sobre sus joyas.

El día de la boda, "me arreglé en casa Osio dentro de Patios de la Judería, una casa antigua típica con un pequeño patio cordobés muy bonito. La casa era realmente bonita".

"Me maquilló y me peinó el mismo equipo de Hair&Beauty Estilistas, Jose me maquilló a primera hora y Ana de su equipo me peinó. Quería un maquillaje muy natural, pero a la vez que resaltara mis rasgos bonitos y disimulara los no tantos, que del estrés del jueves y viernes mi piel se vio un poco resentida. De peinado me hice un moño bajo formal pero informal, que es lo que le pegaba a los vestidos. La verdad que acabé muy contenta con el resultado".

Con la ausencia de su padre, "a la ceremonia religiosa me acompañaron mi madre y mi hermana. Para entrar a la iglesia, quise dejar un espacio para el verdadero padrino y al ser el pasillo tan largo, la primera parte, hasta las bancadas, fui sola. Una vez empezaban las bancadas, nos encontramos mi madre, que hizo de madrina mía, y yo, y nos cogimos de la mano".

"La ceremonia fue muy emotiva. Todo el mundo estaba muy emocionado. Y el grupo de música espectacular, la solista tenía una voz que te ponía la piel de gallina, consiguieron llegar aún más al corazón. De la celebración destacaría desde la comida que estaba todo riquísimo y el equipo de Ermita la Candelaria, hasta la fiesta, con Luca Feller al mando, que montó un fiestón tremendo, confiaba en el 100%. Sumando los momentos de Bendito Sarao, que supieron en qué momento montar su bendito Sarao como ninguno, en conexión con Luca Feller".

Echando la mirada atrás y analizando lo vivido, Cristina señala que "imaginábamos nuestra boda con una ceremonia muy cuidada y bonita, y una celebración muy animada. En todo momento cuidando cada detalle y haciendo a todos muy partícipes. Y así fue, hay cosas que fueron diferentes o al final no pudimos tenerlas, pero fue todo tan grandioso que tampoco nos faltó ese día. Se sumó además que desde el minuto uno, fue todo muy emotivo y con mucho sentimiento".

Como recién casados, Cristina y Ángel abrieron el baile con una fusión de varios temas. "Luca Feller nos montó un mix con la canción 'Hasta mi final' de Il Divo y 'Fix you' de Coldplay, para terminar el baile y saltar a la fiesta".