La original novia con vestido capa de encaje y tocado Jackie Kennedy para una boda en Castellón

A pesar de que, de niños, Beatriz y Miguel estudiaron en el mismo colegio, no se fijaron el uno en el otro hasta la madurez. "Nos conocimos en el Colegio Mater Dei, pero simplemente éramos conocidos. Fue años después cuando nuestros caminos volvieron a cruzarse por amistades en común".

Ella, de 29 años y psicóloga de la Asociación Española contra el Cáncer, y él, de 32 años, y comercial de una multinacional, comenzaron su relación el 20 de junio de 2019. "Me pidió matrimonio en Florencia, adoramos Italia y la verdad que fue precioso. No me esperaba absolutamente nada y me pilló descolocada. Fue precioso porque fue muy íntimo y tuvimos varios días solos para poder saborear algo tan bonito", así recuerda Beatriz aquel 6 de diciembre de 2022.

Comprometidos en matrimonio y dispuestos a organizar su boda, la pareja fijo la fecha para 22 de junio de 2024. Para la ceremonia religiosa escogieron la capilla de Nuestra Señora del Carmen de la urbanización las Playetas, en Castellón. Después, la cena y la fiesta tendrían luchar en la Finca Mas de Lucía.

Una planificación orquestada por la wedding planner Ángela, de V de Verbena. "Nos ayudó durante todo el proceso, ha sido de gran ayuda. Una persona dispuesta, siempre con ganas de ayudarnos y que ha vivido el proceso con la misma ilusión que nosotros", detalla la novia.

Con la boda en marcha, Beatriz podía centrarse en su vestido de novia. "En cuanto conocí a Helena Mareque, tuve claro que sería ella y no otra diseñadora la que crearía el look más importante de mi vida".

La modista, con un cuidado taller en ubicado en la calle Don Ramón de la Cruz, 17, en pleno barrio de Salamanca de Madrid, convirtió en realidad el sueño de la psicóloga: ser una novia única y diferente.

Beatriz tenía dos ideas claras. "Quería que mi vestido fuese confeccionado en una tela especial y con personalidad. Entonces, cuando Helena me enseñó el encaje, mi madre, mi tía y yo, mis acompañantes en todo el proceso, nos enamoramos completamente. Además, no había hecho ningún vestido con esta tela y solo tenía unos metros que se usaron todos para mi vestido. Lo hacía más especial aún". Como apunte, Carmen Sellés, la madre de la novia, también llevó un vestido de la diseñadora.

"En la primera prueba, Helena me probó diferentes diseños. Todos nos gustaron, pero cuando me probó el cuello halter, que lo descartaba totalmente en un principio, lo elegimos entre los demás. La forma del vestido me permitía que solo se utilizase esa tela. No quería mezclar tejidos, quería que todo fuese con ese encaje", confiesa la novia.

Echando la mirada atrás, Beatriz recuerda que "el proceso fue muy fácil, confiaba plenamente en Helena y cada prueba era mejor que la anterior. Nunca cambiamos nada del vestido". Un diseño con el cuello halter, silueta recta, bajo tobillero y abertura trasera en la falda que se completó con una capa y otra pieza más para la fiesta. "Mareque me hizo una capa increíble y luego un chal para el momento cena, con plumas. Y lo mismo, tejidos muy diferentes que luego combinaban a la perfección".

Había algo más, "no quería ser una novia convencional", de ahí que, además del tejido de encaje, la psicóloga se atreviese con un tocado de Balel, la firma de Isabel Terroso que ya conquistó a la reina Letizia. De su atelier salió el tocado que la mujer del rey Felipe portó sobre la cabeza en la coronación de Carlos III.

"Un día, Isabel acudió al taller de Helena Mareque. Me probé al menos 10 tocados, cada cual más bonito. En cuanto me puse el Jackie, lo tuvimos claro. Era para mí. El contraste con el tejido del vestido era perfecto, a pesar de las diferencias, combinaban a la perfección", cuenta.

Es Isabel Terroso la que cuenta la historia del tocado que llevó Beatriz en su boda. "La que fuera primera dama de EE. UU., Jackie Kennedy, lo puso de moda en la década de los 60 e hizo que representara la elegancia, la clase y el estilo. Y lo hizo con un accesorio que, desde su aparición en los años 30, no estaba pensado para llevar en el día a día como ella lo hizo con un resultado impecable. Desde entonces, su forma se ha convertido en un icono".

Aunque ningún accesorio sería capaz de robarle protagonismo al tocado, la novia nos detalla cuáles eligió. "Los zapatos fueron unas sandalias de Saint Laurent. Quería un par sencillo y clásico, el vestido ya tenía mucho protagonismo. Casualmente, el modelo se llamaba Bea".

En cuanto a las joyas, "los pendientes que llevé eran de mi abuela paterna, de perlas y brillantes. La pulsera, de mi abuela materna. Ella se casó con esa pulsera, por lo que es una pieza muy especial, con tres brillantes. A la hora dela cena, me cambié los pendientes y me puse unos que me regaló la familia de mi marido, unos pendientes muy especiales, de brillantes y esmeraldas". Como último complemento, "la madre de mi mejor amiga me regaló un abanico, una joya, hecha en Japón del siglo XIX, con incrustaciones de marfil", cuenta.

El ramo de la novia cierra este original look nupcial. "Quería que fuese diferente y Yolanda, de La Tartana, lo entendió perfectamente. Quería algo con volumen y caído. Me dijo que sería todo verde. Me pareció perfecto. Le puse una cinta con nuestros nombres y la fecha de la boda, y tres estrellas que representaban a mis abuelos que están en el cielo. Quería tenerlos cerca ese día".

El día de la boda había llegado. Beatriz, acompañada de sus tíos y su madre, se hospedaron en el Hotel Palasiet. "Me maquilló Clara de Colors on top. Siempre me maquilla ella para las bodas de mis amigas y no dudé de que sería quien me maquillase ese día. Lo mismo con la peluquera, mi peluquera de confianza, Silvana. Me hizo la coleta más bonita del mundo".

De la ceremonia religiosa, la psicóloga se queda con estos momentos. "Nuestra sobrina Olivia, de dos añitos, que fue nuestra niña de arras. También me emociono al recordar la entrada con mi padre cogida de su brazo mientras sonaba la canción de 'Con te partirò'. Cuando mi padre me levantó el velo y pude abrazar a Miguel, fue mágico. Y por supuesto, el momento de la velación fue muy especial, un instante de conexión total con mi marido. Parecía que estábamos solos".

"Nuestra boda nos la imaginamos tal cual salió. La iglesia es preciosa y diferente. Nos sentíamos muy identificados con ella". Convertidos en marido y mujer, cambiaron de ubicación para arrancar los festejos en la Finca Mas de Lucía. "Fue todo en el exterior. Hicimos un aperitivo largo y queríamos que la gente estuviera animada y la actuación del grupo Los Pupos nos ayudaron a que se hiciese realidad"

"El aperitivo lo recordamos con mucho cariño, nos lo pasamos fenomenal y nuestros padres estaban radiantes, felices y disfrutones. En ese momento le di mi ramo a mi mejor amiga, Lucía, con la canción 'La quiero a morir', fue muy emotivo y lo recordaré siempre", explica la novia.

"La cena fue en los jardines de la finca, hizo un tiempo increíble. Teníamos muy clara la decoración, queríamos algo diferente y por eso alquilamos la mantelería, tanto para las mesas del aperitivo como para las mesas de la cena, en La guinda de tu fiesta. Lo mismo con las flores y la decoración de la finca, algo totalmente diferente a lo que acostumbramos a ver. Algo divertido, cada mesa tenía unos jarrones. Nos fiamos totalmente de Yolanda de La Tartana e hizo una decoración preciosa y diferente de estilo Missoni. Elementos distintos que parecía que no iban a casar y acabaron siendo espectaculares".

Como detalle para los invitados, "mi suegra hizo platos para todas las mujeres, con diferentes estampados. Gustaron muchísimo. Miguel repartió puros, es un amante de los puros".

La novia abrió el baile con su padre, Juan Borrell. "Fue precioso. Bailamos 'It must be love', muy especial para nosotros, puesto que fuimos a ver a Madness. Después, Miguel y yo queríamos bailar algo movido y elegimos una canción de The Beatles, 'Twist and shout'. Después de la cena tocaron de nuevo Los Pupos y luego entró el DJ Quike Av, a la vez pusimos un castillo de fuegos. Fue un fiestón".

Como recomendación para futuras novias, Beatriz lo tiene claro, "que vivan el proceso y que lo disfruten, que hagan lo que más les apetezca y que tengan claro que la gente va a estar por y para ellas. Es un día precioso, que disfruten de su pareja, de su familia y de sus amistades", concluye.